jueves, 14 de marzo de 2013

Tu tiempo es ahora una mariposa



No sé cómo paso. Supongo que nunca lo sabemos.
No, nunca lo sabemos, no tenemos la más remota idea, simplemente pasa.
Y simplemente pasó.

Un día me desperté en un mundo en el que ya no existías. Nunca me di cuenta lo difícil que iba a ser. No estaba en mis planes.
Nos robaron cientos de momentos, veintiún años de momentos. De a poco los fuimos reconstruyendo.
Desde las primeras cartas que te mandaba en secreto cuando recién apenas aprendía a formar palabras, hasta los últimos mates mirando por la ventana. Hasta nuestro último cumpleaños juntas.
Ahora parece fácil decirlo, pero ese domingo en el que no me animé a entrar te iba a contar el futuro. Me iba a despedir por unos días, pero también te iba a dejar la tranquilidad de un futuro pensado.
Ya no íbamos a hablar más banalidades (nos encantaba hacerlo!). Eso se había terminado.
Ahora me ibas a ayudar. Me ibas a indicar sobre qué flanco ibas a atacar primero, íbamos a planear juntas cada batalla de paz, con un único objetivo. Ganar.
Ganábamos la libertad, la vida juntas que nos arrebataron. Ganábamos los títulos oficiales, la reconstrucción total, la tranquilidad.
Pero no pudimos. Esta vez fue la muerte, que inesperada y segura como siempre, se olvidó de nuestros planes y te llevó de mi lado. De ese lado tan vacío, de ese al que tanto tardaste en llegar, al que tanto tardé en traerte.
Te fuiste sin despedirte y con vos se fue la mitad de mi vida. Esa mitad que sólo dependía de vos, ese espacio que solamente vos, con tus palabras hermosas, con tu cariño sincero sabías llenar.
Decías que era tu “hijita mayor”, la más amada. No tenías miedo de repetírselo a cualquiera. De alguna manera, el tenernos sin tenernos nos había hecho fuertes, quien pudiera sentir un amor tan grande y tan indestructible!
Te fuiste mariposa y me quedo en esta vida destruida, sin ganas ni fuerzas para seguir adelante.
Me quedo puteando desnuda en el medio de la calle, soñando con desaparecer y sin poder lograrlo.
me camuflo con un “bien” cuando la gente pregunta como estoy y trato de convencerme a mi misma de que lo estoy, pero no puedo.
Siento adentro de mi alma un fuego que me quema cuando pienso que no voy a verte nunca más, que esas cuatro paredes donde nos escondíamos del mundo ahora están vacías y jamás van a volver a guardar nuestro abrazo. Porque ya no van a haber más abrazos.
me despierto cada día y sé que no estás. No estas, ni siquiera en la distancia. No está ese ser especial que pensaba en mi cada vez que abría los ojos, quien me aseguraba que todo iba a estar bien.
Yo quería ser tu orgullo. Quería h
acerte felíz. Hay tantas cosas que teníamos que vivir juntas! Pero otra vez no.
otra vez la puta vida nos hace un amague y nosotras, hambrientas de esperanza le seguimos el juego por necesidad.

No estás Emma. Y el saberlo me congela y me desarma. Me enojo conmigo y con el destino.
No puedo ser optimista, no puedo tener fe.  
No puedo seguir adelante y no quiero aceptarlo, porque te fuiste y con vos, se fue lo poco que me quedaba de eso que nunca tuve.